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Retratos en tiempos de Coronavirus – Las caras de Grupo SIFU I
NOMBRE: Elisa Santos
PUESTO: Encargada de Limpieza
CIUDAD: Navarra
Todo el mundo sabe que “los de Bilbao” pueden con todo y, más allá de la broma, Elisa Santos encarna perfectamente en esta definición. Con 40 años cumplidos y una discapacidad de espalda, esta educadora social ha sido capaz de trasladarse por amor de una ciudad grande como Bilbao a un pequeño pueblo de Navarra llamado Allo, casarse y tener dos hijos maravillosos, reciclarse en coordinadora de limpieza de un Centro Especial de Empleo y liderar un equipo de trabajadores de distintas capacidades, pero muy capaces para dar servicio a una gran empresa de la zona.
Elisa es concienzuda y muy autocrítica con su día a día. En los cuatro años que lleva trabajando para Grupo SIFU ha ido ampliando competencias y responsabilidad. Ella puede con todo. Hace unos años su hija nació con dificultades y eso le ha enseñado a Elisa a luchar por lo que realmente vale la pena y dar más importancia a los valores educativos y sociales. Gracias a su personalidad y a sus habilidades ha conseguido que su hija hiciera frente a la adversidad y hoy se haya integrado como una niña más. Elisa nos cuenta que su hija es feliz y que nada se le resiste.
Una vez normalizada su situación familiar, Elisa comienza a trabajar en Grupo SIFU. Nos cuenta que, si bien no es su materia de vocación, sí que desempeña una tarea que le permite aplicar sus conocimientos y que esto le ayuda además a superar continuos retos diarios.
En esta situación tan complicada está dándolo todo, ya que la empresa de celulosa en la que trabaja está al máximo rendimiento y necesitan extremar la higiene. Elisa se encarga estos días de trasladar a su equipo las indicaciones precisas y de supervisar que todo se cumple rigurosamente, consiguiendo que los trabajadores de la empresa les feliciten por su constancia y por la importante labor de desinfección que desempeñan. Elisa nos cuenta que sentirse así de valorados por su cliente es la mejor recompensa al esfuerzo. Un doble mérito que les llena de orgullo porque sí, su equipo se esfuerza a diario para que todo salga bien.
Aunque a menudo Elisa hace autocrítica de su trabajo y se plantea cómo podría mejorar, sabe que cuenta con el apoyo de su supervisor y todo un equipo que trabaja para realizar una labor de integración laboral sin igual, que es capaz de satisfacer las necesidades del cliente más exigente.
Esta resiliencia ha hecho que Elisa sea así, que quiera trabajar mejor con sus compañeros, que quiera salir de su zona de confort y que se plantee seguir formándose y avanzando en la vida.
¡Elisa, no pares! Tu fuerza nos hace ser mejores. Gracias.