Sarah Almagro
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Sarah Almagro: “En la vida tiene que haber espacio para el deporte”

La surfera malagueña Sarah Almagro es un ejemplo de lo que comenta en sus charlas y conferencias: que con esfuerzo y trabajo se puede lograr cualquier cosa en el mundo del deporte, como en otras esferas de la vida. No en vano ha terminado en mejor año de su carrera al proclamarse campeona de España, de Europa y del mundo de surf adaptado, y suma y sigue.

Hablamos con Sarah Almagro, Campeona del Mundo de Surf Adaptado

Gracias a Sarah Almagro, una veinteañera malagueña, sabemos qué es Prone 2 —una categoría de surf adaptado en la que el deportista participa acostado y puede o no incorporarse—, que un trasplante de riñón limita el nivel de actividad física que se puede hacer a diario y que para ser campeona de todo en el mundo del surf no supone una limitación la ausencia de las cuatro extremidades.

Esta joven deportista y estudiante es campeona de España, Europa y el Mundo, y no ha estado en París en los Juegos Paralímpicos porque su deporte no es disciplina olímpica. Pero tiempo al tiempo…

Hace cinco años, una meningitis meningocócica cambió su vida, pues tuvieron, entre otras consecuencias, que amputarle las cuatro extremidades; además, necesitó un trasplante renal.

Pero, aunque pueda parecer extraordinario, Sarah decidió que no iba a dejar de hacer deporte. “Siempre había practicado muchas disciplinas como tenis, judo, atletismo, crossfit, triatlón… Fue en el propio hospital, mis padres me dijeron que practicar un deporte me iba a venir superbién, sobre todo a nivel mental. Entonces decidí dedicarme al triatlón, pues yo pertenecía a la federación andaluza antes de la enfermedad”.

Pero ese no era su camino. “A través de las redes sociales, alguien de la playa donde yo surfeaba antes se puso en contacto conmigo para proponerme que volviera a la práctica del surf”. Y decidió intentarlo.

Sarah y sus compañeros de surf

El instante que cambió su vida

“Lo fundamental fue ponerme bien; una vez que estuve trasplantada, mi primer contacto con el agua fue en julio de 2020, y lo primero que aprendí fue a nadar. Una vez que me defendía en el agua, empezamos con las clases de surf, cómo montarme en una tabla. Fue bastante complicado porque no tenía el efecto de los pies para impulsarme y subirme a la tabla. Al final lo conseguí, y llegó el momento del meterme en el agua de mar, pues antes lo había hecho en piscina”.

Aquel instante cambió su vida. “Ese momento, en agosto de 2020, en el que me metí en el mar con la tabla, fue una auténtica pasada”. Y lo que empezó como un hobbie, como ella misma reconoce, se le fue de las manos, empezó a competir y hasta ahora, que es campeona de España, Europa y el mundo.

Todo en ella es un ejemplo, es consciente. Pero sobre todo para las personas que quieren dedicarse al deporte sobre las olas. “Para llegar a dominar y triunfar en el surf es necesario algo común a todos los deportes: poder de sacrificio, y sobre todo las ganas. Trabajar duro”.

Hay un matiz: al ser de surfera de Mediterráneo, no hay condiciones de olas todos los días, y parte de su entrenamiento lo hace en seco. “Trabajar mucho el core es fundamental. Yo podría ser mejor si pudiese entrenar más días, como sucede con los deportistas del norte. Las olas del mediterráneo suelen ser menos intensas, lo que te obliga a tener mucha más técnica para poder surfear esas olas”.

Pero también hay impedimentos físicos. “Como soy trasplantada de riñón, por cuestiones de salud, solo puedo entrenar al día un máximo de hora y media al día. También hay que tener en cuenta que yo, en mi día a día, llevo prótesis, cuatro en total, y estas pesan ocho kilos”.

Esto supone un esfuerzo muy grande para alguien que estudia entrena, etc. Por eso es muy exigente en su preparación. “El core es la clave, y la zona lumbar, que es lo que me permite estar en posición en la tabla”.

sarah surfeando

Y parece que su modelo de vida funciona, a tenor de los resultados. “Yo voy a las competiciones a ganar (risas)”. Y tanto que lo hace, como demuestra su enorme palmarés. Sus campeonatos la avalan, pero tiene un sueño más que cumplir.

“Participar en unos Juegos Paralímpicos es una cosa que me encantaría. Es un gran sueño desde siempre. Pero el surf adaptado todavía no es deporte paralímpico. No lo ha sido en París 2024 y esperemos que lo sea en Los Ángeles 2028”.

La importancia de la fortaleza mental

“Para una persona a la que le sobreviene una discapacidad es fundamental volver a su vida, y en esa vida tiene que haber un espacio para el deporte, porque al final es algo que te va a ayudar en tu autoestima”, explica Sarah.

“Vesque hay gente que tiene una circunstancia parecida y que sigue practicando un deporte. Cuando yo llegué al surf me decía: ¿cómo voy a practicarlo si no tengo brazos ni piernas? Y resulto que conocí a alguien que era tetrapléjico y lo lograba. Se puede, se puede hacer cualquier deporte, independientemente de la capacidad o la movilidad que uno tenga.”, asegura.

También es muy importante el ejercicio a nivel mental. “A mí el surf me ha ayudado muchísimo porque la capacidad de esfuerzo y de sacrificio me la ha enseñado. Te enseña un montón de valores, cosas que vienen bien a cualquier persona, y sobre todo a una con discapacidad, que ha sufrido un traspiés y en muchas ocasiones la autoconfianza la ha perdido en el camino”.

La vida de Sarah fuera del agua

No todo es surf en la vida de Sarah. No practica otro deporte porque, si supera el número de horas diarias, esto incide en su nivel de creatinina, que es un indicador de la bajada de función renal, delicada tras su trasplante. No obstante, como ella indica, el surf y el día a día a día con sus más de ocho kilos de prótesis es bastante exigencia física.

Las vueltas que da la vida. “Empecé Derecho porque quería opositar a inspector de Hacienda, siempre me ha interesado el mundo legal y fiscal. No obstante, con lo que me ha pasado en cinco años, mi forma de entender la vida ha cambiado bastante”.

Pero si hay algo que le motiva son las redes sociales y, sobre todo, dar charlas motivacionales. “Imparto charlas a los adolescentes, pues son personas que si tienen algo que no les hace sentirse bien consigo mismos ya les hace personas acosadas, sin autoconfianza. Y, al final, colocarme en un escenario, en el que siempre voy mostrando mis prótesis, es una forma de mostrarles un mensaje positivo”.