una persona con discapacidad intelectual en su casa
una persona con discapacidad intelectual en su casa

Solo 1 de cada 5 personas con discapacidad intelectual vive de forma independiente

Un estudio de la consultora PwC y la Fundación Álex Rivera muestra las dificultades de las personas con discapacidad intelectual para vivir fuera del ámbito familiar. Las principales razones son la dificultad de acceso a la vivienda y la falta de recursos. SIFU trabaja por una inclusión laboral que les permita ser independientes. 

Vivienda: la realidad de las personas con discapacidad intelectual

‘Construyendo hogares: el acceso a la vivienda de las personas con discapacidad intelectual’ es el primer estudio que se lleva a cabo en España sobre la situación del acceso a la vivienda para personas con discapacidad intelectual. En España cerca de 300.000 personas con discapacidad intelectual, y el número de adultos ronda las 180.000.

Este análisis revela que cerca del 72 % de las personas con discapacidad intelectual sigue viviendo con sus familias. Esto se produce, especialmente, porque estas personas se hayan muy influenciadas por factores como la tradición cultural. También se produce porque no existen opciones ni apoyos para poder vivir de forma independiente en una vivienda no institucional (pisos propios, compartidos o tutelados). 

Además, existe una falta de alternativas habitacionales adecuadas y una carestía de ayudas. Esto dificulta una inclusión real y, en muchos casos, una desinstitucionalización. Esto es fundamental, pues permite ofrecer una vida más autónoma para este colectivo. 

El problema de vivienda está relacionado con la baja inclusión sociolaboral

Relacionado con lo anterior, el informe destaca como principales causas la falta de viviendas adaptadas y accesibles, la escasez de recursos económicos y falta de oportunidades laborales de las personas con discapacidad intelectual.

No hay que olvidar que la tasa de desempleo para personas con discapacidad intelectual, como indican los responsables del informe, es del 80 % y de los que trabajan la mayoría recibe un salario inferior a 10.000 euros anuales. Esto restringe poder alquilar y, todavía más, comprar una vivienda. El papel de entidades como SIFU es fundamental en este ámbito, pues favoreciendo su inclusión sociolaboral se incrementa la posibilidad de independencia.

Las personas con discapacidad intelectual tienen varios tipos de viviendas a su alcance

Las personas con discapacidad intelectual, en España, viven esencialmente en viviendas familiares, institucionales (como residencias) y no institucionales, por ejemplo, pisos compartidos o tutelados con grupos reducidos.

El tipo de más utilizado es la vivienda familiar, que predomina con un 68,2 %, seguida de las institucionales con un 10,4 %. Solo el 20,3 % vive de forma independiente en otras no institucionales, de las cuales un 5,4 % son una vivienda propia.

Es decir, apenas cinco de cada cien de estas personas viven en un hogar independiente «convencional». Y eso que, según el informe, los modelos de vivienda no institucionales tienen un impacto positivo en la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual.       

Las personas con discapacidad intelectual quieren independizarse y contar con apoyo

Este colectivo tiene muy claro que quiere ser independiente cuando alcanza la vida adulta, según demuestran las encuestas. Sin ir más lejos, en este estudio de PwC y la Fundación Álex Rivera, casi la mitad de los encuestados dijo que le gustaría independizarse en una vivienda no institucional (piso propio, compartido o tutelado).

Además, estas personas que buscan ser independientes, reconocieron que no lo hacían por motivos familiares, económicos o personales, entre los que destacan la escasez de recursos.

Otro aspecto importante que les frena es la falta de apoyo personalizado para realizar actividades de la vida diaria de forma independiente. Muchas de estas personas necesitan ayuda para ser independientes, no pueden llevar una vida plena si no se les ofrece soporte en determinadas acciones. 

Entre los aspectos más solicitados por estas personas, para ser independientes, se encuentran la gestión del dinero, cocinar o saber qué hacer cuando se enferman, actividades diarias de cualquier hogar. Para solucionarlo, hay que apostar por la formación, el apoyo de personal externo y, cada vez más, por la tecnología y la inteligencia artificial, que hacen más inteligentes los hogares.

El incremento de estos índices de independencia en el colectivo pasa por la construcción o puesta en el mercado de vivienda protegida específica y adaptada. También es importante que participe la iniciativa privada, con la reserva de porcentajes de viviendas de nueva construcción para compra y alquiler para este colectivo.