mujeres con discapacidad
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Un 8M para luchar por la igualdad y la inclusión

SIFU, que cuenta con varios miles de empleadas, defiende la lucha constante por la mejora de las condiciones de vida de las mujeres con discapacidad, en muchas ocasiones doblemente discriminadas.

El 8M desde el punto de vista de las mujeres con discapacidad 

Seis de cada diez personas con discapacidad en España son mujeres. Es decir, casi once de cada cien mujeres tiene alguna discapacidad. En el campo de la igualdad, paradójicamente donde hay paridad con respecto a los hombres con discapacidad es en el desempleo, que afecta a ambos géneros por igual. 

Al ser mayor la población femenina en España, las cifras ponen sobre la mesa que ser mujer con discapacidad es en demasiadas ocasiones sinónimo de desempleo. SIFU, como otras muchas organizaciones sociales y empresariales, lucha para revertir esta situación.

El 8M debe servir para reivindicar el derecho a una formación integral

Muchas son las claves de esta falta de inclusión laboral, pero una importante es la ausencia de formación. El 28,8% de las mujeres con discapacidad no supera los estudios primarios, el 18,9 % tiene estudios secundarios, mientras que la formación superior solo la alcanzan el 6,7 %. Finalmente, el 8,2 % es analfabeta.

El 8M debe servir para lucha contra la violencia machista

Según datos de Inserta Empleo, el 40 % de las mujeres con discapacidad sufre violencia de género. En este sentido, la Guía de derechos para mujeres con discapacidad física que enfrentan violencia machistapublicada por Elkartean, Asociación Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Euskadi.

Esta guía pone sobre la mesa los aspectos que por desgracia hacen que la problemática de este colectivo sea tan significativa, basada en la doble discriminación que sufren las mujeres con discapacidad.

El 8M debe servir para reivindicar unas condiciones de vida dignas

Un análisis profundo de las causas que sitúan a las mujeres con discapacidad física en una situación de mayor vulnerabilidad a la hora de enfrenar un acto abusivo o de violencia machista son:

  • Actitudes negativas hacia la discapacidad.
  • Situaciones de exclusión, aislamiento y pobreza.
  • Falta de apoyos sociales.
  • Dificultad de acceso a los servicios de atención por falta de accesibilidad.
  • Falta de información.
  • Soporte cultural de la violencia.
  • Ausencia de conciencia de estar enfrentando violencia machista.
  • Percepciones negativas acerca de su credibilidad.
  • Escaso o nulo acceso a un empleo remunerado, lo que puede abocar a una dependencia económica.
  • Ausencia de autonomía personal

Es cierto que se ha avanzado mucho en materia de igualdad en todos los ámbitos, también en el de la discapacidad, pero la tarea es ardua. Sobre todo porque, a tenor de los experimentando en los últimos años, queda claro que en cuanto se deja de luchar por los derechos, estos sufren una merma significativa. 

El 8M debe servir para reivindicar una sexualidad y una maternidad libres y saludables

El manifiesto de Cermi Mujeres, lanzado con motivo del Día Internacional de la Mujer de 2025, exige una «Ley de reconocimiento, reparación e indemnización a las víctimas de esterilización forzada o no consentida incapacitadas legalmente por razón de discapacidad», que garantice justicia y reparación para quienes fueron esterilizadas bajo sentencia judicial entre 1989 y 2020.

En definitiva, el 8M es una fecha para recordar, protestar, reivindicar y exigir derechos e igualdad para un colectivo en general, las mujeres, y en particular, aquellas con discapacidad. 

Un colectivo que merece ser escuchado, comprendido y respetado, pero no desde el paternalismo, sino desde la aceptación de la diferencia de género y de capacidades como enriquecedor y justo. Y en esa posición se encontrará siempre SIFU.